lunes, 21 de marzo de 2011

Temblar.

Hoy me he dado cuenta de lo valiente que era de pequeña: A mí solo me daba miedo el monstruo del armario y una bruja que nos dejaba fresas en la clase cuando aún estaba en preescolar. Admiraba a los mayores que se adentraban en la oscuridad para traerme un vaso de agua. Y, ahora que he crecido, entiendo que los mayores tienen muchos más miedos que los niños. Al fin y al cabo los niños tienen miedo a cosas inexistentes. Los mayores tienen miedo a cosas reales.

Yo de pequeña mataba a aquel que me llevase la contraria en todos los aspectos de mi vida, hasta en eso de ser princesa, lo tenía todo claro y sabía el camino que tenía que coger para llegar y ahora me miro y veo a alguien que tiene miedo a que con un paso en falso que dé se le derrumbe el camino...

Toda persona medianamente adulta tiene miedo. Miedo a no poder pagar sus facturas, miedo a que no le den el puesto de esa entrevista de trabajo, miedo a no aprobar las oposiciones y quedarse fuera, miedo a entrar en una carrera y arrepentirse el resto de su vida, miedo a que esa persona tuerza esa esquina sin ti... MIEDO AL FRACASO. 

Miedos verdaderos que, al lado del hombre del saco... acaban haciéndote temblar.



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